jueves, 20 de enero de 2011

Fácil es desenamorarse





POR AUGUSTO CESAR. De pronto te das cuenta que estás enamorado y quizás quieras no estarlo porque la persona de la que estás enamorado no vale la pena o no te satisface. Alégrate porque, contrariamente a lo que nos han dicho, es fácil zafarse. Lo dice el Manual para Desenamorarse de la Dra. Colombiana Chiquinquirá Blandón, Editorial Edamex. Te servirá de mucho porque, si bien vivimos en una época en la que se habla mucho de autoestima, las cosas en la realidad difieren mucho de la teoría.

A mí, generalmente no me creen cuando les digo que puedo amar profundamente a una persona y tengo la capacidad de que si no conviene, dejarle. Es porque he aprendido esta técnica. El libro empieza por describir y refutar los mitos acerca del amor y clasifica el enamoramiento en un estado alterado en el que se cree “que nuestra felicidad depende únicamente de ese otro ser humano y, en caso que no esté, entonces nuestra vida carece de sentido, el resto del mundo desaparece. Esto se debe controlar porque es una característica propia del enamoramiento”. Lamentablemente, también es el primer paso a la codependencia.

Lo interesante de leer el libro de Chiquinquirá es que nos damos cuenta de que podemos empezarnos a dar más nuestro lugar y más que a cualquiera. Merecemos la felicidad. Según el libro, todos los que son infelices es porque se han enamorado de quien no deben: “Tienen en común varios elementos, entre ellos una vida social pobre, una baja autoestima y la creencia de que el amor lo resuelve todo”. Esto es en lo primero que me fijo a la hora de buscar compañía… sus amistades… lo que hace… si se me va a hacer compañía o se me va a pegar como garrapata o como parásito. Y muchas veces al verme un ser libre e independiente entran en pánico. Este es otro síntoma para darnos cuenta que andamos por el camino equivocado.

Para desenamorarnos debemos saber que tenemos derecho al tipo de amor que más nos satisfaga y que la forma de lograrlo es ponerse en contacto con nuestra propia esencia. Dice la Dra. Blandón que “uno de los aspectos más difíciles ha sido controlar los pensamientos relacionados con la supuesta felicidad con el otro.

Se logra el rompimiento, únicamente cuando el individuo deja a un lado las falsas expectativas que su felicidad está solamente en manos de esa persona y cuando se hacen insensibles al amor del otro; es decir, cuando dejan de creer en el verdadero amor”. Analicemos entonces qué es lo que necesitamos y si no nos lo da… sintámonos primero merecedores de tener lo que necesitamos, única razón por la que podemos cambiar de rumbo.

Yo, en lo personal, necesito alguien que me de tiempo y, sobretodo, calidad de tiempo… no que me dé el tiempo que le quede libre como dice cierta canción. Si no me lo da, entonces, se va… Alguien se ausentó de mí casi medio año y aún pensaba que las cosas podían seguir así. Entonces, como siempre, a seguirle la corriente y… Otra persona siempre fingía habérsele olvidado las citas, tenía otras cosas qué hacer… el mensaje era claro TU NO ME INTERESAS… entonces qué hacía yo allí…

Cuando diferenciamos amor de enamoramiento, podemos desenamorarnos cuando el enamoramiento nos haga sufrir si partimos de “no seguir siendo adictos”, no dejarnos de que “nos vendan la falacia que en el otro está nuestra felicidad”. Sólo entrando en la realización de nuestro ser podemos descubrir “lo que realmente somos y la manera de adentrarnos a nuestro deseo”. Pero aquí hay otra clave: No todos tenemos aquellos bien puestos de vernos al espejo tal cual somos, aceptarnos y mucho menos aceptar que un deseo es algo propio y que debe satisfacerse. La cultura, y. principalmente, la religión nos ha enseñado, en este sentido, a reprimirnos.

Al desenamorarse hay que estar alerta, porque la otra persona lo va a resentir, si la nuestra ha sido una relación en la que el otro sacaba ventajas de la adoración que le dábamos. “Esa persona buscará reconquistarnos y sólo cambiará sus actitudes sólo mientras nos reconquista”. La Dra. Advierte que “no debemos sucumbir ante los actos desesperados del otro cuando note nuestro alejamiento”. Adoran el amor nuestro hacia ellos por cuestiones de ego y cuando ven que está en peligro “sacan todo mecanismo de defensa para preservarlo”. El ego pide todo. Por ello, debemos estar preparados para todo tipo de juego. A mí hasta me han hecho escenas donde se arrodillan y me piden regreso…

“Para lograr el objetivo propuesto de desenamoramiento debemos insensibilizarnos a las argucias de la reconquista si no queremos sucumbir. Es importante darnos cuenta que nuestro mundo no acaba cuando se va la persona de la que estamos enamorados. “Debemos reservar tiempo para la familia, para los amigos. Para continuar con miles de actividades, aunque en muchas de ellas la otra persona no tenga participación. Una vez lograda esta primera separación, quien se está desenamorando podrá empezar a reconocer sus propias necesidades y capacidades, dejará de pensar que si las cosas fueran diferentes, entonces sería feliz y aprenderá a respetarse a sí mismo, a identificar lo que necesita y podrá romper estereotipos y falsas ideas de sí mismo. Entonces y sólo entonces, estará listo para el amor pleno, sin dependencia”.

Para finalizar, yo siempre he dicho a quien me cuenta un problema enmarcado en lo que hoy nos ha ocupado: Hay cinco millones de hombres en el mundo… cinco millones de mujeres… para que usted esté precisamente con el (o la) más basura… Como que es cuestión de algo de lógica y ponernos a pensar un poco… ¿O no?

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