viernes, 15 de julio de 2011

Homofobia en presidenciables



DE NUESTRA REDACCION. Nueve de 11 candidatos a la Presidencia de la República reprobaron la adopción entre parejas del mismo sexo, durante un foro convocado por la Conferencia Episcopal de Guatemala (CIG).

Participaron en el foro Juan Gutiérrez, del Partido de Avanzada Nacional (PAN); Eduardo Suger, de Compromiso, Renovación y Orden (Creo); Adela de Torrebiarte, de Acción de Desarrollo Nacional (ADN); Harold Caballeros, de la alianza Visión con Valores y Encuentro con Guatemala (Viva-EG); Alejandro Giammattei, de Centro de Acción Social (CASA); Patricia de Arzú, del Partido Unionista (PU); Otto Pérez Molina, del Partido Patriota (PP); Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada (Líder) Rigoberta Menchú, del Frente Amplio de Izquierda. Se ausentaron Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza y Gran Alianza Nacional (UNE-GANA), y Mario Estrada, de la Unión del Cambio Nacional (UCN).

Sobre las adopciones entre homosexuales, ningún candidato lo respaldó. De Arzú fue más contundente al asegurar que la Biblia llama abominación a cualquier unión entre personas del mismo sexo.

En las afueras del lugar donde se realizó el foro, un grupo de activistas homosexuales reprochaba a los gobiernos homofóbicos.

Días mas tarde, el columnista Estuardo Zapeta publicó en su columna e Era libertaria del matutino Siglo XXI y su correspondiente edición virtual una critica a este Foro, la cual reproducimos a continuación.


Fariseos y saduceos asexuados
Por Estuardo Zapeta

Tomado de http://www.s21.com.gt/

Escribió un tuitero que presenciar a las y los candidatos presidenciales pontificar acerca de la “moral”, invitados por la Conferencia Episcopal de Guatemala, era como observar una conferencia de prostitutas discutiendo dentro de una catedral la importancia de la “virginidad” para la salud.

Inmejorable comparación. Los personajes, los más pintorescos del tercer mundo. El convocante, la esencia de la hipocresía.

Como niñas y niños de Primera Comunión, las y los candidatos, dijeron, mejor dicho repitieron esa discursividad aprehendida dizque “para no perder el voto católico.” Insensatos, el “voto católico” no existe, como tampoco existe el “voto evangélico”, o el “voto indígena”, o el “voto gay.” No, ninguno de esos colectivos existe. Existen individuos irrepetibles, como bien lo explicó Facundo Cabral en su última entrevista en El Nuevo Quetzalteco. Pero a esas pobres almas les salieron con el petate de Judas diciéndoles que si no iban “al foro” perderían el “voto católico,” y se asustaron.

Imagínense, los candidatos de los minúsculos partidos políticos frente al otrora megapartido político –porque vaya si el liderazgo de la Iglesia Católica no se comporta como partido político en permanente campaña— para ser chicoteados con el sentido de “mea culpa” en temas tan individuales y privados como la reproducción, la educación sexual, la homosexualidad, y todos esos orgásmicos “issues”.

Por qué “la Iglesia Romana”, o la “Conferencia”, no le pidieron a los candidatos que hablaran de temas centrales a la función del Estado como Justicia y Seguridad. No, qué va, como siempre la Iglesia queriendo controlar los penes y las vaginas como cosas públicas y cuestiones de “fe”.

Hipocresía grande: escuchar las condenas contra la homosexualidad por parte de los candidatos y sentir la felicidad pública de los religiosos, ambos jugando a falsas santidades y pecando, los primeros de ingenuos y de mentirosos, y los segundos de doble, triple, cuádruple moral.

Si algún grupo no tiene boca, menos solvencia moral para oponerse a la homosexualidad, son los curas, porque de las propuestas que de ahí salieron, muchas que casi entraban a sugerir “pena de muerte para todos los huecos”, las colas de los interlocutores son sólo tapadas por las sotanas de un lado, y del otro por el cuero de danta que se echan los politiqueros.

Las “madres solteras” también se fueron shucas en ese triste circo entre iglesia y políticos. Condenadas a los infiernos más profundos, estas Marías Magdalenas postmodernas desearán hoy mismo la defensa de la “santa muerte”, porque el modelito de “familia” que los políticos y la iglesia comparten es el de “núcleo-urbano” no es lo de ellas. ¿Qué tal, eh? (Viera ejemplo de “familia unida núcleo-urbana” y de “monogamia y castidad” que dan algunos candidatos, casi transfigurados, viera).

El verdadero pecado está en hacer esos grotescos y pobres espectáculos teñidos de moralina y confirmados por candidatos a “presidentes”, no a Papas, ni a Papisas, sino como humanos mortales, tan mortales como los curas convocantes”.

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